El abogado PABLO ARGIBAY MOLINA, exdefensor de Alfredo Yabrán, es un posible testigo en la causa PAPEL PRENSA. Él revela datos de su historia personal vinculados con la venta fraudulenta de la empresa Papel Prensa, y sobre el rol del subsecretario de Hacienda de José Alfredo Martínez de Hoz, el doctor Miguel Tobías Padilla.
Pablo Argibay Molina se sienta ante una mesa redonda de vidrio en una pequeña habitación de su estudio jurídico. En la sala casi no hay adornos, pero en un mueble de madera hay un libro rojo editado por el diario Clarín en ocasión de su 50º aniversario. El abogado dice que está ahí por casualidad o que habrá quedado de la mudanza, después de su ruptura con “el otro”, en referencia a su ex socio Carlos Fontán Balestra (h), actual representante de La Nación en la causa Papel Prensa. El detalle es curioso porque Argibay Molina habla, justamente, de Clarín y Papel Prensa. Asegura que existe un personaje clave que ha pasado inadvertido: “Miguel Tobías Padilla (subsecretario de José Alfredo Martínez de Hoz) manejaba la información de todo lo que iba ocurriendo en la parte económica que bajaba de las Juntas. Y fue el que manejó los tiempos del negocio”.
Argibay Molina fue representante del empresario Alfredo Yabrán, de la funcionaria menemista María Julia Alsogaray y del comisario Néstor Espósito, acusado del asesinato de Walter Bulacio. Actualmente tiene entre sus clientes a Hernán Arbizu, ex ejecutivo del JP Morgan, “el arrepentido” por cuyas declaraciones están siendo investigados directivos del Grupo Clarín. Pero en este diálogo, el abogado no se presenta como defensor, sino como testigo. Y espera que la Justicia lo convoque para serlo formalmente en tribunales.
“Cuando me recibo de abogado, a mediados del ’70, me fui a la Comisión Nacional de Valores. Era un organismo nuevo... y era un embole. Descubrí que era más divertido hacer inspecciones. Había muchos conflictos con las inspecciones, la gente escondía los libros y demoraban el trabajo. Me inventé el trabajo de asistente de los contadores y les hacía las actas. Entonces se empezó a emprolijar el tema. En una de las inspecciones me toca la empresa Berlingieri (una concesionaria de autos). Yo empiezo a pedir los papeles en Berlingieri. Ahí me atendía el doctor Miguel Tobías Padilla. Y un día aparece Fontán Balestra de abogado, aunque el tema era todavía administrativo, no tenía connotaciones penales. Tal vez lo pusieron porque yo ya lo conocía. Un día le dije a Padilla: ‘Los vamos a hacer mierda. Si esta empresa no sirve ¿para qué siguen en la Bolsa? Bajo control’. Le expliqué que entre las penas estaba pagar el máximo de la multa e irse de la oferta pública voluntariamente y que con eso se extinguía la acción. El problema que tenían era que contemporáneamente había aparecido una norma sobre personas jurídicas que establecía que los sancionados por la Comisión de Valores no podían ser directores de empresas. ¿Y quién estaba acá? El contador de Berlingieri. ¿Y quién era? El Tío Héctor (Magnetto)... Conclusión: se arregla el tema con mi propuesta y yo gentilmente aparezco de socio del otro... Yo llego en marzo de 1972, que coincide con una fecha que hay acá en el libro –señala y busca El Hombre de Clarín, de José Ignacio López. Lo hojea hasta que encuentra el dato–. En marzo de 1972 Héctor Magnetto entró a Clarín.”
–Así empieza su vínculo con Fontán Balestra.
–Y con Miguel Tobías Padilla. El estaba en el estudio Sáenz Valiente Padilla. Tuvimos algunos trabajos más con él, hizo una consulta en un momento dado, una charla informal, porque tenía problemas con los gremios y con la Confederación Económica. Pero en el ’76 Miguel Tobías Padilla aparece como subsecretario de Martínez de Hoz. Un tipo inteligentísimo. Yo me pregunto por qué no figura Padilla en el libro. Y es porque es el que lo vincula con Papel Prensa.
–¿De qué forma?
–Primero le explico por qué estoy yo metido en esto. Porque (el ex secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis) Duhalde dice que yo declaré en Papel Prensa, pero yo nunca declaré. Mi estudio había intervenido en dos temas vinculados con Papel Prensa. Uno era el de Julio Broner, el presidente de la Confederación General Económica, y otro era el de Manuel Madanes, de Aluar. A la mujer de Madanes, Matilde Matraj de Madanes, se la llevan presa. Nosotros la canjeamos. Bueno, el grupo empresario, yo era un pibe, pero habíamos hecho el hábeas corpus que dio negativo. Como Aluar era un tema de Fuerza Aérea, se hizo una presión y se hizo el canje que se iba a materializar con el retorno de Manuel Madanes al país y la soltura de ella. La sacamos y nunca nadie habló de esto hasta que (el jefe de la policía Bonaerense Ramón) Camps saca su libro y aparece Matilde Matraj de Madanes. También vinculado con esto está el tema de Broner. Yo lo seguí en Conarepa (Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial, creada por la dictadura para “investigar” y apropiarse de bienes de empresarios). El tema es que el canje y las actuaciones anteriores me dejaron ver que el lío entre las Fuerzas Armadas era terrible, era un factor determinante. Entonces, ¿por qué firma Lidia Papaleo el 2 de noviembre? ¿Por qué en esa fecha (Magnetto) le dice ‘si no me firmás te van a matar a vos y a tus hijos’? Porque tenían la información de que iba a pasar eso. De que en la pelea se los iban a chupar a todos los duros. El tenía la información por Miguel Tobías Padilla. Se apuró a manotearlo porque si esto entraba en manos de la Junta se lo comía (Emilio) Massera, que es el que mata a Miguel Tobías Padilla en abril de 1978. Se apuran porque querían evitar que vengan los duros, que eran Ramón Camps, (Guillermo) Suárez Mason y los que estaban con la Marina. La clave es Miguel Tobías Padilla, que era el tipo que manejaba la información de Martínez de Hoz y todo lo que iba ocurriendo en la parte económica que bajaba de las Juntas. Era el abogado personal de Magnetto. Fue el que manejó los tiempos del negocio. ¿Por qué ese día tenían que firmar sí o sí o los iban a matar? Eran ciertas esas cosas. Por eso ella no miente, Lidia Papaleo está diciendo la verdad. Es la situación de coacción que sufrió.
–Le podrían decir que usted ahora tiene intereses contra Clarín porque entre sus clientes hay personas que tienen causas contra el grupo, como Arbizu...
–Si hubiera tenido interés habría hecho esto antes.
–¿Y por qué no lo hizo?
–Porque no se me ocurrió. Nace cuando Duhalde me pregunta por qué estaba en la Conarepa. Yo le expliqué de Broner. Y él escribe que yo declaré y cuando se muere publican todo lo que había escrito y aparezco otra vez yo. Pero no lo iba a dejar colgado... Ahí nace el compromiso.
–¿Cómo pasó usted de socio de Fontán Balestra, abogado de La Nación, a contar estas cosas? ¿Se pelaron por Yabrán?
–Esa es la excusa de él. Pero para llevarse la plata, bien que se la llevó.
–Pero usted pasó de ser defensor a acusador.
–El destino lo quiso.
Hoy cuando lo leía, me quedaba duro, por las cosas que dice y que permiten reconstruir una parte importante de esos años, pero tambien porque resulta evidente que sabe mucho mas de lo que dice, y eso es eevidencia que lo dicho es un mensaje.
ResponderBorrarAdemas esto tambien dice muchisimo del programa de Neustad y Grondona, de donde era habitual opinólogo, porque da clara evidencia de la trama de complicidad existente.
Nunca menos y abrazos